Me solía sentir culpable cuando me decían: «vive el momento» o «siéntete a gusto en tu cuerpo». No podía, y no porque no lo hubiera intentado...
No es que no quisiera, me sentía incapaz de hacerlo, mi instinto de supervivencia había desarrollado mecanismos y estrategias de evasión tan eficaces que ni yo misma podía identificarlas.
Ahora, entiendo mis experiencia, mis vivencias y mis reflexiones, y las quiero compartir con vosotros, para iluminar vuestro camino y apoyaros, con mi libro: «El juego de la encarnación».